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Carlos, Rey emperador

Productora: Diagonal TV
Cadena: RTVE

EQUIPO TÉCNICO
Producción ejecutiva: Joan Bas, Jaume Banacolocha, Nicolás Romero, Montse García
Dirección: Oriol Ferrer
Guion: Jose Luis Martín, Laura Sarmiento Pallarés, Nacho Pérez de la Paz, Clara Pérez Escrivá, María José García-Mochales, Juan Carlos Blázquez, Pablo Tébar
Música: Federico Jusid
Montaje: Juan Carlos "Charly" Jiménez Sanavia
Fotografía: David Azcano

EQUIPO ARTÍSTICO
Álvaro Cervantes, Blanca Suárez, Eric Balbás, Juanjo Puigcorbé, Eusebio Poncela, Alberto San Juan, Laia Marull, Mónica López, Helio Pedregal, Félix Gómez, José Luis García-Pérez, Alfonso Bassave, Marina Salas, Francesc Orella, Nathalie Poza, Alex Brendemhui, Guiomar Puerta, Ramón Barea

SINOPSIS
El joven Carlos de Habsburgo llega a la Península Ibérica para hacerse cargo de los reinos que ha heredado. Extranjero en Castilla y Aragón, cuyas lenguas ignora, y rodeado de una corte que no oculta su codicia, Carlos es recibido con gran desconfianza. Errores propios y ajenos le granjean la enemistad de sus vasallos.
Pero Carlos está pendiente de miras más altas. Muerto su abuelo Maximiliano, Carlos es elegido emperador, honor por el que ha de pagar un alto precio. Mientras en España estallan las revueltas contra él, Carlos ha de hacer frente a la herejía luterana en tierras del Sacro Imperio, donde no es menos extranjero que en Castilla o Aragón.
Francisco I de Francia ve en ello la oportunidad de aumentar su poder y sus dominios. Alentando a los enemigos del joven emperador, cualquiera que sea su credo o condición, el ambicioso Francisco I se lanza a la guerra contra él. El conflicto con Francia será una de las pesadillas recurrentes a lo largo de todo el reinado de Carlos.
El emperador regresa a España e impone su autoridad de forma implacable. Sin embargo, los reinos del sur son un descubrimiento para él. Carlos hará de España la base desde la cual ejercerá su dominio sobre Europa, para gloria y ruina de sus vasallos. Un sueño le obsesiona: acaudillar a una cristiandad unida. Carlos desea convertirse en el paladín del catolicismo contra el enemigo interno, la herejía protestante, y la amenaza externa de la expansión otomana. El gran califa turco, Solimán, será su otro gran antagonista. El imperio de Carlos no cesa de crecer, aunque el emperador permanezca más ajeno a estos logros que a lo que sucede en el viejo continente. Durante su reinado culmina la conquista de México y del Perú, a cargo de Hernán Cortés y Francisco Pizarro, respectivamente. Conquista no exenta de conflictos y sombras, pero cuyos frutos aliviarán en cierta medida el inmenso esfuerzo económico de las continuas campañas de Carlos en Europa contra los franceses, turcos y alemanes.
Solo encontrará Carlos la paz en los brazos de Isabel de Portugal, su esposa. Un matrimonio de clara motivación económica que se convierte en una historia de amor solo truncada por las ausencias del emperador y, finalmente, por la muerte de su esposa. Viudo en el apogeo de su edad adulta, Carlos se vuelca en una actividad incesante a lo largo de sus dominios, de conflicto en conflicto y de batalla en batalla, hasta que la enfermedad, los años y la penuria económica le conducen a dividir el gobierno del imperio entre su hijo Felipe y su hermano Fernando.